domingo, 20 de junio de 2021

GRACIAS, MUCHAS GRACIAS, MAGISTERIO


No quiero que esto sea una carta de despedida pero si de agradecimientos…porque hoy me despido de mi profesión de Maestro y Profesor y si todas las profesiones son importantes permítanme que la mía la considere, tal y como lo he hecho siempre, una profesión fundamental para todas las personas de una sociedad, para su presente pero, sobre todo, para su futuro.

Hoy, a la vez que cumplo 65 años cierro, en contra de todo lo deseado y previsto, la puerta de mi aula…de mis aulas. Cierro una aventura que inicié hace la friolera de 41 años, 9 meses y 19 días. Cierro unas aulas en las que tuve la fortuna de trabajar para el futuro de mis niños y niñas, hombres y mujeres de hoy, muchos de los cuales me conceden el privilegio de honrarme con su amistad. Y las cierro con tristeza ...

Hoy, también cerraré la puerta de mi Colegio, mi querido Colegio Anselmo Pardo, un Colegio con el que soñé durante los tres años de la carrera cuando cogido de la mano de quien luego sería mi mujer veía construirlo mientras paseábamos. un Colegio que siempre sentí como algo mío, en el que se queda una importantísima parte de mi vida y en cuyas aulas y pasillos dejo muchas horas de trabajo, mucho esfuerzo, sacrificio, pero, sobre todo, ilusiones, esperanzas, alegrías y alguna que otra lágrima. También dejo el recuerdo imborrable de mi padre en forma de cuadro a Don Anselmo Pardo. Un Colegio en el que siempre intenté dar lo mejor de mí mismo para con mis alumnos y sus familias porque siempre sentí que ellos eran mis auténticos y verdaderos jefes.

Hoy, es un buen día para, una vez más en mi vida, dar las gracias:

A ese Cristo que me ha acompañado en todos los colegios y aulas donde he trabajado. Ese Cristo, siempre referencia, que en mis peores momentos sentía a mi lado y de mis niños.

A todos mis alumnos. Ellos tal vez no lo sepan pero me enseñaron y me dieron muchísimo más de lo que yo podía darles con mis modestas clases. Son lo que más voy a echar de menos, sus sonrisas, sus charlas, sus bromas, su magia, ... esos abrazos en el patio a la hora del recreo… ¡cuanto me han dado ! Y aunque a todos mis alumnos los quise mucho, he de reconocer que mis niños especiales fueron siempre para mí lo más grande. Y entregarme, formarme, investigar, estudiar, … para ellos, una auténtica pasión. También a sus padres y madres por la confianza que pusieron en mi trabajo con sus hijos y el reconocimiento que tantas veces me mostraron.

A mis maestros de las Academias Cervantes y San Juan Bosco que siempre fueron para mí un referente y un ejemplo al que intentar imitar: Don Enrique, Don Adriano, Don Francisco, Don José Boj, Don José Luis, ...

A mis compañeros maestros, a esos que me hicieron sentir el Magisterio: a Manuel Ruiz Doña, a José Ángel Fernández Peña, a Paco Moreno, a mi entrañable Manuel Domínguez Oncins, a Gonzalo Hoyo, a Hiscio Capilla, a Lolita Bartolomé, a Paquita Lence, a Paco Rico, a Manuel González, a María Pérez, a mi querida Maribel Cano, a mi buen amigo y compañero Javier González... sin olvidarme de Cristóbal Rosado al que he explicado muchas veces que fue el origen de que yo estudiara Magisterio. Gente muy grande que siempre engrandecieron esta bendita profesión.

A los conserjes - gracias siempre a Valentín y a José Luis- a auxiliares – eres grande Vicky-, señoras de la limpieza, ... las personas más importantes e imprescindibles en un colegio cuyo labor es tan pocas veces apreciada.

Y, sobre todo, a mi familia, por todo el tiempo que les robé entregado a mi trabajo y porque en los momentos más difíciles nunca me fallaron y siempre estuvieron a mi lado animándome y subiéndome la autoestima.

Cuando uno siente esta profesión como yo la siento, da para muchos agradecimientos, agradecimientos que seguramente me dejaré alguno entre las teclas pues aunque mi corazón si lo recuerde, mi mente ya empieza a navegar por mares desconocidos.

Hoy, dejo de ser maestro… y paso a ser un humilde jubilado,... aunque pensándolo bien nunca podré dejar de ser lo que fui, soy y... seré.

Que el Dios de todos os bendiga y os guie iluminando vuestros caminos.

Amén.


19 de junio de 2021

miércoles, 7 de octubre de 2020

LectO. PROCESADOR DE TEXTO PARA PERSONAS CON DISLEXIA.

Somos un grupo de 4 amigos de 16 años, alumnos del colegio ORT. Empezamos este proyecto con un objetivo bien definido, pero no muy claro a la vez: desarrollar una app que afectase positivamente a la sociedad. Tras pensar y evaluar muchas ideas, finalmente nos decidimos a trabajar con la dislexia y dimos lugar a lo que es LectO hoy en día. Nos apasionan la ciencia y la tecnología, y creemos en sus aplicaciones en la vida cotidiana para hacer del mundo un lugar mejor. En base a estos principios nace LectO: buscando ayudar a construir una sociedad más inclusiva donde tener una dificultad o discapacidad no sea un impedimento, y utilizando a la tecnología como una herramienta fundamental en este proceso. Creemos que ser jóvenes no tiene que limitarnos a la hora de tomar un rol en los avances tecnológicos que estamos viviendo, emprender y cambiar lo que nos incomoda de la sociedad. Actualmente, el 40% del abandono escolar se debe a la dislexia, y eso nos incomoda. Ante esta problemática, elegimos ponernos manos a la obra y plantear una solución, LectO. La organización Disfam, con presencia en todo Iberoamérica, se interesó por nuestro proyecto, y hoy en día nos brinda su ayuda y colaboración. Puedes descargártelo desde este enlace: https://lecto.app/es

GRACIAS, MUCHAS GRACIAS, MAGISTERIO

No quiero que esto sea una carta de despedida pero si de agradecimientos…porque hoy me despido de mi profesión de Maestro y Profesor y si to...